lunes, 24 de agosto de 2009

Fecha de caducidad

¿Tan difícil es ser feliz que podríamos cambiar nuestra conducta para poder conseguirla aún a riesgo de cambiar y no volver a ser nunca la misma persona? 
Desgraciadamente obtuve esa respuesta no hace mucho, pude contemplar que en ausencia de lamentaciones, sufrimientos, o un simple estado de indiferencia, las personas cambian por el mero hecho de ser feliz, o hacer feliz, y eso es detestable.
El sujeto "A" del que aquí hago referencia, solía compartir bastante tiempo conmigo, conversaciones largas en intensas acerca de temas desorbitados que quizás no tenían mucho que ver ni con la hora ni con el lugar, pero que hacían que me sintiera bien porque era como demostrar que sigue habiendo gente competente en este mundo.
De pronto, comenzó a dejarse ver menos, comenzó a hablar de cosas poco importantes, parecía como si se hubiese oxidado.
Al poco tiempo el sujeto "A" transmitió que su felicidad y su carácter alegre e idiota era debido a que había encontrado alguien con quien compartir algo más que palabras.
Puede que comprenda, que el desinterés que se sienta por mí sea normal, tampoco tengo tanto que ofrecer ni soy tan agradable como para callarme una verdad o mentir por agradar. Lo que no comprendo es que alguien cambie por obtener una felicidad con fecha de caducidad. 
Es grotesco pensar lo que me costó encontrarme a mi mismo como para encima cambiar para resultar más simpático a alguien.
Intento no alimentar fantasías para evitar momentos desagradables, y con cosas como estas, no me arrepiento de verlo todo desde la barrera.

"A mi me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo a una mente que los mueve y que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente Hache, yo hago el amor con las mentes, ¡hay que follarse a las mentes!"

Fragmento de la película Martín (Hache)

jueves, 6 de agosto de 2009

La factoría de lo irracional

El momento en el que se tiene demasiado que decir, pero no se sabe ni siquiera por donde empezar, ese momento exacto, es cuando todo comienza a tener sentido.
Creo que esa fue una de las razones por las que empecé a hacer música, demasiado que decir, pocos que escuchar, era la manera perfecta de encontrarte contigo mismo y verlo todo sumamente claro.

Un dicho árabe dice: "Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio no lo digas". 
La música nació para quitarle al silencio el puesto que le corresponde.


 
#navbar-iframe { height:0px; visibility:hidden; display:none }